Gestión Económica

Gestión
Fiscal

En diciembre de 2015 el déficit fiscal era superior al 1% del Producto Bruto Geográfico (PBG) y más del 70% del mismo correspondía a déficit corriente.

La suba de Ingresos Brutos en 2008-2009 y en 2012-2013 incrementó la presión tributaria del 4,3% al 5,8% del PBG; es decir, casi 1,5%.

Sin embargo, el nivel de inversión pública de la Provincia para la infraestructura en todas sus áreas, vialidad, hidráulica, agua potable, cloacas, ferroviaria, portuaria y energética, era el más bajo de la Argentina.

El déficit fiscal de 2015 era el resultado del incremento de los gastos corrientes por más de 2 puntos del PBG entre 2011 y 2015. Este fuerte aumento se tradujo en gastos de personal y de bienes y servicios del funcionamiento del Estado, pero no en beneficios directos para los vecinos de la Provincia.

La interdependencia entre el déficit, los elevados impuestos y la baja inversión impedía resolver los tres problemas de manera simultánea, ya que la mejora en alguno de estos factores generaba tensiones en los otros dos. Por ejemplo, una reducción de la carga impositiva o un aumento en la ejecución de obras públicas se traducía en un mayor déficit fiscal. En este sentido, la Provincia tenía un gran desafío por delante.

Además, no se reclamaba el Fondo del Conurbano que había sido creado en 1992 para compensar la pérdida de participación de la Provincia en la distribución secundaria de recursos federales, se vio deteriorado por el tope de 650 millones anuales fijado en 1995 y también por la creciente inflación. La Provincia recibía cada vez menos de lo que aportaba.



¿Qué hicimos?: Ordenamos las cuentas públicas



El primer paso fue avanzar en el ordenamiento de las cuentas públicas, cuyos resultados se fueron haciendo visibles a partir de 2016.

Los proveedores comenzaron a recibir sus pagos al día, la Provincia reingresó a los mercados de deuda a tasas razonables y los municipios comenzaron a ser superavitarios de manera consolidada.

Logramos reducir el déficit financiero a la mitad: de 1,1% en 2015 a 0,5% del PBG en 2018 y será 0,6% según la proyección para 2019.

Esta disminución tuvo lugar junto a una mejora en su composición: el déficit corriente pasó del 0,8% del PBG en 2015 a un superávit de 0,3% en 2018. Para 2019 se estima un déficit de aproximadamente 0,1%, debido a la absorción de Subsidios para Servicios Públicos (que anteriormente recaían en el Estado Nacional) y a la nueva reducción de impuestos impulsada en el marco del Consenso Fiscal.

El resultado primario, que no considera los pagos de intereses derivados de deudas adquiridas en el pasado, pasó de un déficit de 0,6% del PBG en 2015 a un superávit de 0,4% en 2018 y será 0,4% en 2019.

A partir de 2019, la Provincia asumió gastos de Subsidios para Servicios Públicos, en particular el del transporte automotor de pasajeros, la tarifa social de electricidad y de AYSA. Estos representaron un incremento en las transferencias corrientes, sin embargo, para acompañar a los vecinos en su día a día, el incremento no se tradujo en aumentos en las tarifas provinciales.